jueves, 17 de noviembre de 2011

Pequeña historia de la pesca del Salmón







Nuestros salmones del Atlántico siempre fueron unos peces con una protección especial desde tiempos inmemoriales, y esa protección se vio reflejada en multitud de libros y pergaminos, de los cuales algunos de ellos se conservan hoy en día.

El primer documento salmonero que llega a nosotros, es una curiosa ley del siglo VI, la Liber iudiciorum, que más tarde sería conocida como Fuero Juzgo, en uno de los capítulos de esta ley se regula algo que estuvo íntimamente ligado a la pesca del salmón en tiempos pasados como era el emplazamiento de estacadas en los ríos salmoneros, causa y motivo de tantos litigios.

En el año 1258 se dicta la primera normativa de pesca. Podemos decir, una ley del rey Alfonso el Sabio que se refiere al salmón y dice lo siguiente: “Otrosi manda el rey, que en la tierra o son los salmones, que no tomen los péquennos que an nombre de corgones”. En esta ley se ve el interés que despertaba el salmón y su pesca en el siglo XIII, también en esas mismas Cortes de Valladolid se promulga la primera veda de la pesca de la trucha, que se fija desde el día de Todos los Santos hasta el primer día de Marzo, con la prohibición de pescar pintos de salmón se pretende la conservación de la riqueza salmonera de nuestros ríos, con la veda de la trucha pretender protegerlas durante los periodos de freza de las mismas; viendo y leyendo todo esto podíamos considerar al rey Alfonso el Sabio el primer rey conservacionista.

En nuestros ríos existieron privilegios de pesca, como su nombre indica estos eran excepciones hechas a favor de determinadas personas para que pudieran practicar la pesca, excluyendo a todas las demás.

Cuando estas prerrogativas de pesca eran concedidas por los reyes a determinados lugares o casa nobles este privilegio de pesca recibía el nombre de Regalía Salmonera. Sin duda el aspecto más curioso de estas regalías es el privilegio de pescar los peces reales de mar en los ríos, es decir peces con una vida marina, que volvían a sus ríos de nacimiento para desovar; entre estos peces a parte del salmón, también debemos citar al esturión, y al sábalo o alosa; la corona participaba directamente de los beneficios de la pesca de los llamados peces reales.

Estos privilegios de pesca cumplieron una misión y siempre fueron un freno a la sobreexplotación de la riqueza piscícola de nuestros ríos durante muchos siglos: Se puede discutir la justicia o injusticia de estos derechos pero creo sinceramente que a ellos debemos la conservación de la riqueza salmonera en nuestros ríos, pues de haber sido en aquellos tiempos una pesca libre durante tantos siglos las capacidades de producción de nuestros ríos habrían sido agotadas , y sus especies tanto salmones como truchas como otros peces extinguidos.

Quedan abolidos los privilegios llamados exclusivos, privativos y prohibitivos que tengan el mismo origen de señorío como son la pesca, etc, etc.
Así empezaba el artículo 7º del Decreto de 6 de Agosto de 1811 y así terminaban las prerrogativas salmoneras en todos nuestros ríos. Según datos que llegaron a nuestros días en el río Sella se pescaron en el año 1885 485 salmones y al año siguiente 261 salmones, aquí empezó un poco el principio del fin y la escasez de la especie que llega hasta hoy.

La abundancia del salmón se dice y se ha repetido una y mil veces, que fue tal, que hasta la servidumbre exigía solo comerlo dos veces por semana, y los obreros que construían el ferrocarril exigían que no se les diera salmón para comer más de tres veces a la semana.

¿Qué hay de verdad en toda esta historia de los famosos contratos? ¿Son imaginación de la gente? ¿Fue el salmón un pez devaluado y despreciado hasta esos extremos?
Esta especie de leyenda existe en todas las zonas salmoneras españolas y en todas las comarcas salmoneras europeas.
En archivos y en documentos que tratan sobre el salmón, que datan de los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX y en diferentes escritos históricos sobre zonas salmoneras no se ha encontrado ni la más ligera pista, ni mención, ni contratos de todo esto, con lo cual lo podemos considerar como una leyenda que se fue transmitiendo y que llego hasta nuestros días. Alguien piensa que en aquellos tiempos los criados y los obreros ponían y exigían sus condiciones de trabajo, yo pienso que no.

Uno de nuestros peces más sabroso, el salmón, es rechazado por la gente, creo sinceramente que una dieta de dos o tres días de salmón a la semana, no les hubiera venido nada mal a los pobres estómagos de los obreros del ferrocarril, de la construcción o a los criados.

Hay datos más que suficientes para decir que el salmón no fue un pez depreciado y devaluado, todo lo contrario, fue el pez más apreciado y el más pagado.
La pesca del Salmón, no se practicaba como la conocemos hoy en día; no era una pesca deportiva, sino que tenía un fondo económico, redes, butrones, nansas y otros artilugios eran los utilizados para pescar tan noble pez, la caña, carrete, anzuelos, moscas y otras artes de pesca, son artes del siglo XX.

Me gustaría terminar este artículo con un poema de Teodoro Cuesta dedicado al gran río salmonero que fue, y que los pescadores asturianos esperamos vuelva a ser algún día: el Nalón.


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el vostru Guadalete ye un folleru,
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